Sentencia del Tribunal Supremo (1ª) de 19 de junio de 2023 (D. ANTONIO GARCÍA MARTÍNEZ).
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4. La LEC dispone:
i) En el
art. 444.1 LEC que:
«Cuando en
el juicio verbal se pretenda la recuperación de finca, rústica o urbana, dada
en arrendamiento, por impago de la renta o cantidad asimilada sólo se permitirá
al demandado alegar y probar el pago o las circunstancias relativas a la
procedencia de la enervación». ii) En el primer párrafo del art. 440.3 que:
«En los
casos de demandas en las que se ejercite la pretensión de desahucio por falta
de pago de rentas o cantidades debidas, acumulando o no la pretensión de
condena al pago de las mismas, el Letrado de la Administración de Justicia,
tras la admisión, y previamente a la vista que se señale, requerirá al
demandado para que, en el plazo de diez días, desaloje el inmueble, pague al
actor o, en caso de pretender la enervación, pague la totalidad de lo que deba
o ponga a disposición de aquel en el tribunal o notarialmente el importe de las
cantidades reclamadas en la demanda y el de las que adeude en el momento de
dicho pago enervador del desahucio; o en otro caso comparezca ante éste y
alegue sucintamente, formulando oposición, las razones por las que, a su
entender, no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada o las
circunstancias relativas a la procedencia de la enervación». iii) En el art.
447.2 que:
«No
producirán efectos de cosa juzgada las sentencias que pongan fin a los juicios
verbales sobre tutela sumaria de la posesión ni las que decidan sobre la
pretensión de desahucio o recuperación de finca, rústica o urbana, dada en
arrendamiento, por impago de la renta o alquiler o por expiración legal o
contractual del plazo, y sobre otras pretensiones de tutela que esta Ley
califique como sumarias». iv) En el art. 497.3 que:
«No será
necesaria la publicación de edictos en el "Boletín Oficial" de la
Comunidad Autónoma o en el ''Boletín Oficial del Estado'' en aquellos
procedimientos en los que la sentencia no tenga efecto de cosa juzgada y en los
procesos de desahucio en los que se acumule la acción de reclamación de las
rentas y cantidades debidas. En estos casos bastará la publicidad del edicto en
el tablón de anuncios de la Oficina Judicial».
v) Y en el
art. 438.1 que:
«2. En
ningún caso se admitirá reconvención en los juicios verbales que, según la ley,
deban finalizar por sentencia sin efectos de cosa juzgada.
» En los
demás juicios verbales se admitirá la reconvención siempre que no determine la
improcedencia del juicio verbal y exista conexión entre las pretensiones de la
reconvención y las que sean objeto de la demanda principal. Admitida la
reconvención se regirá por las normas previstas en el juicio ordinario, salvo
el plazo para su contestación que será de diez días.».
5. Del conjunto
normativo anterior se infiere lo siguiente:
i) En el
juicio verbal en el que únicamente se ejercita la acción de desahucio por falta
de pago, el demandado solo puede alegar y probar (a salvo las circunstancias
relativas a la procedencia de la enervación) el hecho del pago.
Se trata,
por lo tanto (como ya expusimos más detalladamente en la sentencia 196/2022, de
7 de marzo de 2022): (i) de un proceso sumario, ya que tiene la cognición
limitada; (ii) cuya sentencia no produce efectos de cosa juzgada; (iii) y en el
que no se admite la reconvención.
ii) Las
cosas son distintas en el juicio verbal en el que a la acción de desahucio por
falta de pago se acumula la de reclamación de rentas o cantidades debidas,
puesto que en este el demandado (además de las circunstancias relativas a la
procedencia de la enervación) puede alegar (y, por lo tanto, probar), aunque
sea sucintamente, formulando oposición, las razones por las que, a su entender,
no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada.
Se trata,
por lo tanto: (i) de un proceso plenario. Y no solo por lo que se refiere a la
acción de reclamación de rentas o cantidades debidas, sino también por lo que
atañe a la acción de desahucio, ya que la cognición no se limita al mero hecho
y prueba del pago, sino que el demandado puede alegar, aunque sea sucintamente,
las razones por las que, a su entender, no debe, en todo o en parte, la
cantidad reclamada, lo que le permite negar su misma condición de deudor si
afirma que no debe nada y, consecuentemente, controvertir sin limitación, ya
que la ley no restringe las razones alegables en tal sentido, la realidad de la
deuda que está en la propia base de la acción de desahucio afirmada; (ii) cuya
sentencia sí produce efectos de cosa juzgada; (iii) y en el que sí se admite la
reconvención, siempre que no determine la improcedencia del juicio verbal y
exista conexión entre sus pretensiones y las que sean objeto de la demanda
principal.
6. Las recurrentes no
niegan el impago de las rentas de abril, mayo y junio a la fecha de su devengo.
Es más, reconocen que la renta del mes de abril de 2020 se pagó el 26 de junio
posterior (el mismo día en el que se presentó la demanda) y que las rentas de
los meses de mayo y junio se pagaron el 13 de julio. Pero entienden que el
retraso en el pago de los meses de abril a junio estaba plenamente justificado
y que, al no entenderlo así la Audiencia Provincial, la sentencia recurrida
resulta contraria a la doctrina jurisprudencial sobre la cláusula rebus
sic stantibus, de acuerdo con la cual la alteración extraordinaria e
imprevisible de las circunstancias en las que se basó la relación contractual,
a consecuencia de la crisis generada por la COVID-19 y la consiguiente
declaración del estado de alarma, ampararía la modificación del contrato en
cuanto al plazo de vencimiento de las rentas devengadas esos meses o, en último
término, su resolución.
Ahora bien,
esta sala ha declarado en relación con la oponibilidad de la cláusula rebus
sic stantibus en los juicios plenarios que la mera referencia a la
misma por vía de excepción en un escrito de contestación a la demanda no es
suficiente para justificar un pronunciamiento específico sobre ella (sentencia
822/2012, de 18 de enero) y que su posible ejercicio requiere su formulación
expresa mediante una demanda reconvencional (sentencia 658/2012, 14 de
noviembre).
Lo que
resulta lógico a todas luces ya que con el planteamiento de la cláusula
mencionada se introduce en el proceso una nueva pretensión y se amplía
indefectiblemente su objeto como consecuencia del ejercicio de una nueva acción
que debe sustanciarse con todas las garantías (también para la parte
reconvenida), enjuiciarse y resolverse en la sentencia decidiendo si se concede
la tutela jurisdiccional pretendida por la parte reconviniente, lo que
significaría en el presente caso, haber decidido si, tal y como las recurrentes
sostienen, procedía modificar lo estipulado en el contrato en cuanto al plazo
de vencimiento de las rentas devengadas durante los meses de abril a junio de
2020 o, en su caso, resolverlo.
Las propias
recurrentes, de alguna forma, conceden que esto es así cuando traen a colación,
en la página 12 de su escrito de recurso, nuestra sentencia 820/2013, de 17 de
enero, recogiendo, expresamente, el texto que para el art. 1213 CC se contenía
en la Propuesta para la modernización del derecho de obligaciones y contratos
preparada por la Comisión General de Codificación, a la que en dicha sentencia aludíamos
como una muestra más de la clara tendencia actual a la incorporación de la
cláusula rebus sic stantibus a las propuestas o proyectos de
textos tanto internacionales como nacionales. Y si decimos que de alguna forma
lo conceden es porque el contenido del precepto que sobre la cláusula rebus
sic stantibus se incluye en esa propuesta también confirmaría el
criterio de que el demandado que quiera introducirla en el proceso debe
hacerlo, necesariamente, a través de una demanda reconvencional, al disponer
(la cursiva y el destacado son nuestros):
«Si las
circunstancias que sirvieron de base al contrato hubieren cambiado de forma
extraordinaria e imprevisible durante su ejecución de manera que ésta se haya
hecho excesivamente onerosa para una de las partes o se haya frustrado el fin
del contrato, el contratante al que, atendidas las circunstancias del caso y
especialmente la distribución contractual o legal de riesgos, no le sea
razonablemente exigible que permanezca sujeto al contrato, podrá pretender su
revisión, y si esta no es posible o no puede imponerse a una de las partes,
podrá aquél pedir su resolución.
La pretensión de
resolución solo podrá ser estimada cuando no quepa obtener de la propuesta o
propuestas de revisión ofrecidas por cada una de las partes una solución que
restaure la reciprocidad de intereses del contrato».
7. Aunque lo anterior
determina la desestimación del motivo segundo, conviene anotar una última
consideración, antes de pasar al examen del motivo tercero.
La sala es
consciente del contenido de los arts. 438.2, 249.1.6º y 250.1.1º LEC, pero no
lo considera óbice para asumir que en el juicio verbal en el que a la acción de
desahucio por falta de pago se acumula la de reclamación de rentas o cantidades
debidas se puede introducir la cláusula rebus sic stantibus formulando
demanda reconvencional.
Es cierto
que para que se admita la reconvención es necesario que esta no determine la
improcedencia del juicio verbal y que exista conexión entre sus pretensiones y
las que sean objeto de la demanda principal. Pero también lo es que, en casos
como el presente, lo pretendido en la reconvención guarda una íntima relación
con lo pretendido en la demanda. E, igualmente, que la conexión constituye, en
estos casos, el criterio principal para que la reconvención se admita con una
doble y fundamental finalidad: por un lado, permitir al demandado una defensa
completa; y, por otro lado, concentrar en el juicio verbal de desahucio toda la
discusión, evitando la pluralidad de procesos, economizando gastos y esfuerzos,
y agilizando lo más posible la resolución definitiva y sin dejar cabos sueltos
de la controversia existente entre las partes.
La solución
anterior está en sintonía con el criterio que ha guiado al legislador en sus
sucesivas reformas, en las que ha ido ensanchando el alcance del juicio verbal
a costa del juicio ordinario, cuyo ámbito, en materia de arrendamientos urbanos
de bienes inmuebles, se ha ido achicando. Primero, al añadirse, junto a la
original salvedad de las demandas de desahucio por falta de pago o por
extinción del plazo de la relación arrendaticia, otra salvedad más, la de las
demandas por reclamación de rentas o cantidades debidas por el arrendatario,
con independencia de su cuantía (Ley 19/2009, de 23 de noviembre). Y después, al
volver a ampliarse las salvedades, esta vez en relación con cualquier asunto en
que sea posible hacer una valoración de la cuantía del objeto del
procedimiento, en cuyo caso el proceso a seguir será el que corresponda
conforme a las reglas generales (RDLey 7/2019, de 1 de marzo).
La solución
contraria, de no admitir la reconvención, chocaría con la modificación
introducida por la Ley 37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización
procesal en el art. 440.3 LEC con la finalidad de optimizar los procedimientos
y de suprimir trámites procesales innecesarios o sustituirlos por otros más
breves, puesto que no le dejaría al demandado más salida que el planteamiento
de la cláusula rebus sic stantibus en un juicio declarativo
ordinario, lo que no solo contravendría los propósitos de agilización y
eficiencia perseguidos por el legislador por antieconómico y retardatario, sino
que, al dividir en dos procesos la controversia que se podría resolver en uno
solo, resultaría disfuncional y perturbador. Además de restringir de forma
desproporcionada las posibilidades defensivas del demandado tal y como resultan
configuradas por el propio precepto, que no establece limitaciones a las
razones que puede alegar por entender que no debe, en todo o en parte, la
cantidad reclamada, lo que, al no ser deducible la cláusula rebus sic
stantibus como una mera excepción, ya no podría hacer si no se admite
la reconvención.
El motivo
segundo se desestima.
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